HISTORIA DE LA TABLA PEROIODICA
En 1829 el químico alemán Döbereiner realizo el
primer
intento de establecer una ordenación en los elementos químicos, haciendo
notar los elementos cloro, bromo y iodo por un lado y la
variación regular de sus propiedades por otro. Una de las propiedades que parecía variar regularmente
entre estos era el peso atómico, como el concepto de peso atómico aún no tenía un significado
preciso y Döbereiner no había conseguido tampoco aclararlo y había un gran
número de elementos por descubrir, que impedían establecer nuevas conexiones,
sus trabajos fueron desestimados. Desde 1850 hasta 1865 se descubrieron muchos elementos nuevos
y se hicieron notables progresos en la determinación de las masas atómicas,
además, se conocieron mejor otras propiedades de los mismos.
Habiendo ordenado los elementos conocidos por su peso atómico y
después de disponerlos en columnas verticales de siete elementos cada una,
observó que en muchos casos coincidían en las filas horizontales elementos con
propiedades similares y que presentaban una variación regular pero el fallo
principal que tuvo Newlands, fue el considerar que sus columnas verticales (que
serían equivalentes a períodos en la tabla actual) debían tener siempre la
misma longitud. Esto provocaba la coincidencia en algunas filas horizontales de
elementos totalmente dispares y tuvo como consecuencia el que sus trabajos
fueran desestimados.
En 1869 el químico alemán Julius Lothar Meyer y el
químico ruso Dimitri
Ivanovich Mendelyev propusieron la primera “Ley Periódica”. Meyer al estudiar los volúmenes
atómicos de los elementos y representarlos frente al peso atómico observó la aparición
en el gráfico de una serie de ondas.
Cada bajada desde un máximo (que se
correspondía con un metal alcalino) y subido hasta el siguiente. En los
primeros periodos, se cumplía la ley de las octavas, pero después se encontraban
periodos mucho más largos. Aunque el trabajo de Meyer era notablemente su
publicación no llego a tener nunca el reconocimiento que se merecía debido a la
publicación un año antes de otra ordenación
importante. Utilizando como criterio la valencia
de los distintos elementos, además de su peso atómico, Mendelyev presentó su
trabajo en forma de tabla en la que los periodos se rellenaban de acuerdo con
las valencias (que aumentaban o disminuían de forma armónica dentro de los
distintos periodos) de los elementos. Esta ordenación daba de nuevo lugar a otros grupos de
elementos en los que coincidían elementos de propiedades químicas similares y
con una variación regular en sus propiedades físicas. La tabla explicaba las observaciones
de Döbereiner, cumplía la ley de las octavas en sus primeros periodos y
coincidía con lo predicho en el gráfico de Meyer. Además, observando la
existencia de huecos en su tabla, Mendelyev dedujo que debían existir elementos
que aun no se habían descubierto y además adelanto las propiedades que debían
tener estos elementos de acuerdo con la posición que debían ocupar en la tabla.
Años más tarde, con el
descubrimiento del espectrógrafo, el descubrimiento de nuevos elementos se
aceleró y aparecieron los que había predicho Mendelyev. Los sucesivos elementos
encajaban en esta tabla. Incluso la aparición de los gases nobles encontró un
sitio en esta nueva ordenación. La tabla de Mendelyev fue aceptada
universalmente y hoy, excepto por los nuevos descubrimientos relativos a las
propiedades nucleares y cuánticas, se usa una tabla muy similar a la que él
elaboró más de un siglo atrás. Los últimos cambios importantes en la tabla periódica son el resultado de
los trabajos de Glenn Seaborg a mediados del siglo XX, empezando con su descubrimiento del plutonio en 1940 y, posteriormente, el de los elementos transuránidos del 94 al 102 en 1951, reconfiguró la tabla periódica poniendo la serie de los actínidos debajo de la serie de los lantánidos.
los trabajos de Glenn Seaborg a mediados del siglo XX, empezando con su descubrimiento del plutonio en 1940 y, posteriormente, el de los elementos transuránidos del 94 al 102 en 1951, reconfiguró la tabla periódica poniendo la serie de los actínidos debajo de la serie de los lantánidos.
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